LA VIOLENCIA EN EL DEPORTE ¿POR QUÉ SOMOS ASÍ?

Como en el caso de otras entradas, aprovechamos algún acontecimiento ocurrido relacionado con el deporte para realizar algún tipo de reflexión sobre el mismo.

En este caso nos hacemos eco de una desagradable noticia ocurrida el pasado 31 de enero en Egipto: a la finalización de un encuentro de fútbol de la máxima rivalidad de la liga egipcia (similar a lo que aquí sería un Madrid – Barça) se produjeron gravísimos incidentes que provocaron la muerte de 74 personas y más de 1000 heridos.

Una invasión del terreno de juego por parte de seguidores del equipo local (el que perdió) que continuó con una persecución por el campo de jugadores del equipo contrario. Lamentables y gravísimos  hechos. 74 muertos es una auténtica barbaridad, pero igualmente lo sería un solo muerto.

Desgraciadamente, la violencia ocasionada por el deporte (o la utilización del deporte como excusa para generar violencia) ES UN HECHO DESGRACIADAMENTE BASTANTE HABITUAL, No en España, tampoco en Europa, pero sí más común en países de Sudamérica y, en esta ocasión, Egipto.

Pero ¿por qué esta violencia en acontecimientos deportivos que, al menos en teoría, fomentan el fair play, el juego limpio?  Las razones son múltiples.

En muchas ocasiones se utilizan rivalidades políticas (parece ser que éste ha sido el detonante principal en Egipto), en otras ocasiones el alcohol o las drogas. En otros, en cambio, es algo tan “simple” como el uso de la violencia como forma de “expresión”, de modo de vida, sin sentido alguno, porque sí.

Como ya sabéis, o como podréis comprobar en esta entrada, todos los ejemplos que se pueden poner de violencia en el deporte, dentro y fuera de los terrenos de juego, han ocurrido alrededor del fútbol. Por tanto, primer elemento de reflexión: ¿por qué siempre en el fútbol? ¿Por qué nunca en otros deportes como baloncesto, balonmano, en el tenis, …? ¿Qué elementos aglutina el fútbol que no tienen otros deportes para acabar generando tanta violencia? (podríamos hablar aquí también de la violencia verbal).

El fútbol es el deporte mayoritario, el más seguido, el que tiene los estadios más grandes, el que despierta más pasiones, el que los aficionados siguen a su equipo como una religión, donde, por parte de muchos, se considera la rival como “el enemigo” a batir sea como sea. Todas (o casi todas las) noticias de la prensa escrita, de la televisión y de los periódicos deportivos giran alrededor del fútbol.

Los propios equipos de fútbol han apoyado o arropado a grupos “ultras” con la excusa de que son los que más animan al equipo (“Boixos nois” – Barcelona, “Ultra Sur” – R. Madrid, “Yomus” – Valencia, “Frente Atlético” – Atco. de Madrid, etc. etc.). Ha sido desde hace unos años hasta la fecha cuando algunos clubs (no todos) se han dado cuenta de lo que rodeaba a esos grupos ultras arropados y protegidos por ellos mismos. Ahora muchos clubs reniegan (al menos públicamente) de lo que ellos mismos han fomentado. Capítulo aparte son los desgraciadamente  famosos “Barras bravas” argentinos que dejan en “simples aficionados” a los grupos más violentos españoles o europeos.

Pero ¿por qué esta rivalidad tan extrema que incluso llega a provocar muertos? (En España, en los últimos años, llevamos 10 muertos provocados por la violencia) ¿Por qué se canaliza esta violencia en acontecimientos deportivos? ¿Por qué en el fútbol y no en otros deportes?.

Si hacemos un poco de historia podemos ver que en la actualidad los casos de extrema violencia son pocos. No es el caso de la violencia “no extrema”, que la hay, y mucha. Pero aún habiendo casos, debéis de saber que hemos cambiado, hemos evolucionado a mejor. De hecho los 10 muertos antes mencionados son los acumulados durante muchos años.

Vosotros aún no habíais nacido, pero hubo épocas en las que las invasiones de campo o los intentos de agresión a los árbitros eran frecuentes. No era nada extraño acabar con árbitros apedreados o agredidos. ¿A que ya ni os lo imagináis ahora? Pues antes eran así casi todos los encuentros. ¿A que siempre habéis visto los campos de fútbol como son ahora, sin vallas ni elementos de separación entre público y jugadores? Pero no siempre ha sido así.

En los años 76/77 se produjo en España una espiral de violencia con constantes invasiones de campo e intentos de golpear a los árbitros, lanzamientos de almohadillas y otros objetos. En febrero de 1977 el árbitro Ricardo Melero fue brutalmente agredido al término de un partido Barcelona – Málaga con 12 heridos, cientos de contusionados y una furgoneta de TVE incendiada. Ésta fue la última gota. Nueve días después, la Federación decretó la instalación de vallas o fosas para separar el campo de juego del público. En 1977 se jugó el partido Tenerife – Granada, el primer partido con el campo vallado.

Pero lo que se contempló como una solución ante la violencia creciente en los campos de fútbol, acabó convirtiéndose en una “ratonera”, en barreras mortales ante cualquier hecho anómalo dentro de las gradas llenas de gente. Se separó al público del terreno de juego, pero no se acabó la violencia, y eso provocó mayores tragedias.

En Heyssel (Bruselas) en 1985, en la Final de la Copa de Europa (hoy Champions Leage) entre el Liverpool y la Juventus hubo 39 fallecidos en su mayoría asfixiados debido a las avalanchas de hinchas contra las vallas provocadas por los ultras de ambos equipos.En Hillsbourg, en 1989, por hechos idénticos en la semifinal de la FA Cup entre el Liverpool y el Nottingham se produjeron 96 muertos.

Estos terribles acontecimientos llevaron a replantearse las vallas en los campos de fútbol que, finalmente, fueron retiradas (las vallas colocadas en 1977 en el campo del Tenerife, se retiraron en el 2000).

Pero no sólo se pusieron vallas. Paralelamente se han ido adoptando otro tipo de medidas: no se puede entrar en los terrenos de juego objetos contundentes (palos, piedras, botellas,…), no se sirven bebidas alcohólicas, no se  sirven bebidas con recipientes que puedan ser arrojados al terreno de juego, la legislación se ha endurecido, etc., etc. Las medidas de seguridad se han multiplicado, los ultras están muy vigilados, en los campos están separados del resto de aficionados,…

Pero volviendo a la reflexión: ¿Por qué los acontecimientos deportivos deben de estar rodeados de tales medidas de seguridad? ¿Por qué los ultras tienen que llegar a los campos como “borregos” rodeados por cientos de policías? ¿Qué hace que los acontecimientos deportivos se utilicen como excusa para genera violencia? ¿Somos violentos por naturaleza? ¿Necesitamos vías de escape para liberar la agresividad que algunos llevan dentro?

…Ah! Y no penséis que sólo es violencia en el deporte el agredir a quien sea. ¿Acaso no lo es también la extrema violencia verbal que podemos observar si vamos a terreno de juego o en un bar durante  la retransmisión de algún partido?

¿Qué nos ocurre?